Históricamente, los problemas psicológicos de las mujeres se han descartado como caprichos o exageraciones. En la actualidad esta actitud está cambiando y por eso te recordamos, como primer consejo contra la depresión postparto, que si la sufres no debes sentirte culpable. No hay nada malo ni erróneo en ti. Los desarreglos hormonales que se derivan de la gestación y el parto, la carga de trabajo que supone un nuevo bebé y la presión social son las causantes de tu malestar. 

La depresión es un problema serio que pone vidas en peligro. En el caso de la depresión posparto, ese peligro no se circunscribe solo a la madre, sino también al recién nacido.

Si notas alguno de los síntomas propios de este problema, como tristeza profunda o desgana aguda, dilo. Quizá en tu entorno no sepan ver lo que te sucede en un primer momento. Por eso mismo es buena idea que hables de la depresión postparto antes de tener a tu bebé. Así, la capacidad de reacción de tu familia y amigos será mayor y podrán actuar más rápido.

Cuando nos rompemos una pierna no tenemos reparo en ir al médico a que nos ponga una escayola. ¿Por qué entonces el rechazo a acudir a la consulta de un psicólogo para tratar la depresión postparto? Se trata de una enfermedad, posiblemente temporal. Y como la mayor parte de las enfermedades, tiene un tratamiento. Ponerse en manos de un profesional de la psicología te ayudará a superar el trance antes y con mayores garantías.

Todos los medicamentos que tomes durante la lactancia pasarán a la leche materna y por tanto a tu bebé. De manera que debes tener cuidado con esto. Los profesionales encargados de recetar antidepresivos saben qué pueden prescribir y qué no durante la lactancia, así que acude a ellos y no te automediques.

Compartir las experiencias de otras personas siempre va bien para relativizar lo que nos ocurre a nosotros mismos. Si piensas que eres la única madre aquejada de depresión postparto, conocer la realidad de otras mujeres que pasaron por lo mismo quizá te ayude.